Y es que, si te paras a pensar en los momentos de tu vida, se te vendrán a la cabeza miles de momentos malos que en algún momento quisiste olvidar y que hoy por hoy, no te resulta ningún mal recordarlo, y al darte cuenta de que sólo te vienen esos momentos, querrás recordar buenos momentos y decirte a ti misma que no ha sido tan malo al fin y al cabo, y así es, vendrás tropecientos momentos más, en los que recordarás millones de sonrisa, miradas y llantos de alegría.
Supongo que si lo primero que se nos viene a la cabeza son los momentos que en algún día de tu vida te hicieron estar en cama un día o dos, o lo que fueran sin tener ganas de nada y oyendo como suena tu teléfono sin tener ninguna intención de contestar, es porque de alguna manera u otra te marcó, y como dicen, de errores se aprende, pero te digo una cosa, no creo que todo lo que hayamos hecho mal a lo largo de la vida hayan sido errores, porque cada situación que una persona ha tenido el placer de vivir en su vida, hace que su propio cuento sume hojas, y esto, que te quede claro, no es sólo un cuento de hadas, habrá días que no querrás levantarte de la cama, ni escuchar el sonido de ninguna voz conocido, habrá días que tendrás ganas de hacer la locura más grande que has hecho nunca, y reír como una posesa, habrá días que estarás desganada y que acabarás haciendo la subnormal y dando gracias por haberte levantado de la cama, habrá días en los que te levantarás sintiéndote especial y acabarás sintiéndote una mierda, y es que la vida es esto, la vida es reír, llorar, reír por no llorar, y llorar por reír, y no hay más.